Como consecuencia de la independencia de América con España, todo el continente cambio su estructura política hacia la división de los territorios en pequeñas soberanías, siguiendo las grandes divisiones administrativas coloniales.
Cada región de éstas se convertiría en el futuro en un Estado Nación, no sin antes haber pasado por un complejo proceso de transición de sus estructuras coloniales económicas y políticas a unas “modernas” avaladas por las ideas de la ilustración traídas a América por la naciente clase criolla.
La sociedad, economía y educación colombiana en el siglo de la consolidación nacional presenta diversas etapas, problemas, intereses de los grupos sociales, etc., que van a determinar la dinámica histórica de Colombia.
Antes de entrar de lleno a considerar la consolidación nacional y sus etapas, es importante observar el fenómenos como por ejemplo ¿por qué los hombres quieren a las naciones y están dispuestos a morir por ellas lo mismo que a odiar y matar en su nombre?, ¿En qué radica la sensación personal y cultural de pertenecer a una nación?.
Benedict Anderson examina la creación y la difusión mundial de las “comunidades imaginadas” de la nacionalidad. Anderson analiza los procesos que crearon esas comunidades: la regionalización de las creencias religiosas, la decadencia de antiguos reinos, la interacción entre el capitalismo y la imprenta, el desarrollo de lenguas vernáculas de Estado y las cambiantes ideas sobre el tiempo. Muestra cómo un nacionalismo que se había originado en las Américas fue adoptado y adaptado por movimientos populares y por las potencias imperialistas en Europa, y en Asia y África por las resistencias antiimperialistas.
Anderson, rechaza las posiciones esencialistas que arraigan la nación en elementos objetivos (suelo, lengua, historia, costumbre, etnias) y se inclina a una definición constructivista: las naciones son artefactos fabricados por los nacionalismos, o sea como él mismo título del trabajo citado: “Comunidades imaginarias”. La pregunta por la nación expresada en ¿qué es una nación? ha sido desplazada por otra: ¿cómo se construye la nación?. Anderson se aproxima al primer cuestionamiento cuando afirma que una nación es “una comunidad política imaginada como inherentemente limitada y soberana.”
Sin embargo otros autores, como Ernest Gellner, sostienen que si se considera al nacionalismo como una ideología de unificación, éste antecede siempre a la constitución de las naciones. Caso contrario, el nacionalismo se apropia de las culturas y sobre ellas funda las naciones. La pregunta por las relaciones entre nación y cultura supone una anterior que abre un interrogante sobre la cuestión temporal: ¿cuál es el elemento que funda a los demás? El sentido de pertenencia a una comunidad se reafirma en ciertos elementos objetivos (la lengua, el suelo, la historia) que concretan, hacen tangible ese sentido: los límites definen territorios, sean geográficos o simbólicos.
Si se aborda la definición de Anderson en donde explica que una nación debe estar compuesta por varios conceptos fundamentales, se haría referencia a una identidad común, un proyecto unificador, una cultura en la que cualquier individuo puede identificarse. Anderson nos explica, que una nación es una "comunidad imaginada" por que ningún ciudadano, llegara a conocer a todos sus compatriotas por más que la nación sea pequeña, pues “los miembros de la nación más pequeña no conocerán jamás a la mayoría de sus compatriotas, no los verán ni oirán siquiera hablar de ellos, pero en la mente de cada uno vive la imagen de su comunión” Sin embargo para que se pueda hablar de nación, debe existir un número considerable de miembros que se consideren parte de ésta y que se comporten como si así ocurriera.
Otro elemento que considera que es considerado por Guellner cuando se habla de nación, es el concepto de Estado, concepto que es retomado desde la perspectiva Weberiana en donde se considera como “El agente que detenta el monopolio de la violencia legítima dentro de la sociedad.” Nación y estado así emergen cada por su lado, el nacionalismo sostiene que son dos partes de una misma unidad, sin embargo estas no son condiciones estrictamente necesarias.
Ya más centrados en el escenario Colombiano, autores como König pueden presentar cuestiones más adaptadas a nuestro contexto. En el documento revisado para el presente ensayo es interesante observar la convicción de que hasta el momento no existe ninguna definición general satisfactoria del nacionalismo, ya que todas las usuales se basan más en las formas exteriores, que en sus condiciones de surgimiento y las funciones que va asumiendo en los distintos momentos. Es por ello que el interés del autor se centra en analizar su carácter funcional e instrumental. En éste texto, el autor Revisa las distintas definiciones de los conceptos "nación" y "nacionalismo", para llegar a la conclusión de que, en vez de partir de un concepto de validez universal, el historiador debe preguntar por el sentido y el contenido que en un momento determinado los actores históricos han dado a su concepto de "nación" y por los criterios y objetivos con que ellos han promovido la unidad nacional.
En este sentido nación puede ser entendida como un "proyecto nacional", una idea o un "orden imaginado", definiciones que permiten considerar y respetar las realidades cambiantes y las modificaciones de una nación en el tiempo. El nacionalismo, por su parte, tampoco puede ser definido de una manera abstracta y general.
König Parte de un modelo de crisis del desarrollo político y relaciona el nacionalismo con los problemas de cambios estructurales con que se ven enfrentadas las sociedades en el transcurso de su modernización social y política. Así es posible conocer los orígenes del nacionalismo y explicar las diversas formas y funciones que éste ha desempeñado en una sociedad para responder a ciertos problemas del desarrollo, los cuales serán desarrollados más delante.
El trabajo de König se podría decir que sintetiza las condiciones de surgimiento y las formas de desarrollo del nacionalismo en diferentes etapas del proceso de construcción del estado y la nación en la Nueva Granada, interrogándose sobre el significado del nacionalismo en el proceso de la construcción de la nación en Colombia, para así valorarla diferenciadamente en sus funciones y tendencias.
La investigación concluye que en el período entre 1750 y 1856 existió una muy estrecha relación entre el nacionalismo y un muy amplio proceso de desarrollo político y social, la modernización. El nacionalismo surgió como respuesta a cambios estructurales (influidos tanto desde adentro como desde fuera) en el dominio del estado y de la economía, como reacción al limitado margen de cambio social y regional, pero también como protesta por el desmesurado déficit de modernización que caracterizaba a la Nueva Granada, pues como plantea Ocampo, Colombia era uno de los países más atrasados en cuanto al desarrollo exportador y la infraestructura interna pues “A fines de la colonia, el actual territorio colombiano registraba uno de los índices de apertura al exterior más bajos de toda Latinoamérica,”
En la Colombia de la segunda mitad del siglo XIX, la progresiva constitución de un Estado-nación va acompañada de un creciente fenómeno de referencia a las naciones de Europa occidental, que se afirman como fuentes esenciales de inspiración del debate público. La obra política de la Independencia y de los primeros decenios de la República había dejado incompleta la labor de construcción del Estado-nación, y los ejemplos tomados de las experiencias europeas iban a asumir un papel considerable en el conflictivo debate sobre las modalidades de esa construcción nacional. En el XIX se produjeron alrededor de 70 guerras civiles como consecuencia al vacío de poder que se produjo después del triunfo de la Guerra de Independencia. Nueve de las guerras civiles tuvieron un carácter verdaderamente nacional.
Los movimientos nacionalistas en Colombia en el Siglo XIX fueron movidos por una élites que pretendían alcanzar o continuar de una u otra forma con el poder; José María Samper, Rafael Núñez y Carlos Holguín encarnan tres etapas del discurso nacional sobre las naciones europeas como fuentes de modelos políticos útiles, se podría decir que éstos personajes fueron los ideólogos de la Nación Colombiana. El análisis de esas tres trayectorias, que representan cabalmente tres fases del discurso dominante, demuestra de qué manera el nacionalismo colombiano, tal como se dibuja a finales del siglo XIX, con carácter exclusivo, su búsqueda de autenticidad nacional y su aparente rechazo de las influencias exteriores, se origina esencialmente en la cultura cosmopolita de las elites políticas, y se concibe, particularmente durante la Regeneración, como un instrumento que permita retardar la irrupción de las masas de la política nacional.
En el siglo XIX se fortaleció en Hispanoamérica el nacionalismo regionalista como una constante histórica en la consolidación de los Estados. En el área de la Gran Colombia, después de su desintegración definitiva en 1830, surgieron los Estados Nacionales de Nueva Granada, Venezuela y Ecuador.
En la Consolidación Nacional de Colombia en el siglo XIX hubo diversas tendencias político-administrativas, que hicieron prevalecer en unas etapas el Centralismo Político y en otras el Federalismo.
El régimen centralista se consolidó en el Estado de la Nueva Granada en el ciclo comprendido entre 1832 y 1858. La Convención Nacional de 1831 expidió la Ley fundamental que dio surgimiento al nuevo Estado de la Nueva Granada, integrado por las provincias del centro de la Gran Colombia, en el territorio del antiguo Virreinato del Nuevo Reino de Granada. En 1832 se sancionó la Constitución de la Nueva Granada, de carácter centralista, en un territorio integrado por las Provincias de Bogotá, Tunja, Socorro, Vélez, Pamplona, Magdalena, Cartagena, Panamá, Veraguas, Antioquia, Neiva, Popayán, Pasto y Barbacoas. Esta constitución que introdujo el régimen centralista en Colombia, tenía un ejecutivo débil, un período presidencial de cuatro años y un régimen de provincias regido por los gobernadores y un congreso bicameral.
Diez años después esta constitución fue reemplazada por la Constitución de 1843, de carácter centralista y autoritaria. Una década después fue sancionada la Constitución política de 1853, de carácter centro-federal, que dio importancia al gobierno de las provincias y de los municipios, estableció la separación entre la iglesia y el Estado, el sufragio universal directo y secreto y el nombramiento de gobernadores de provincia por voto popular.
La Constitución de 1853 inició un proceso nacional hacia el régimen federalista, al otorgar una especie de autonomía a las provincias. Algunas se dieron su propia constitución política y su fueron convirtiendo en Estados federales, como fueron los casos de Panamá, Antioquia, Bolívar, Cauca, Magdalena, Boyacá, Cundinamarca y Santander. Estos estados federales quedaron sujetos al Gobierno de la Nueva Granada en los asuntos relacionados con el crédito nacional, ejército y marina, relaciones exteriores y otros.
La constitución política de 1863 organizó en forma definitiva un estado federal con el nombre de Estados Unidos de Colombia, cuya vigencia va hasta 1886. La Constitución de Río Negro estableció un gobierno federal, en el cual los estados eran entidades políticas autónomas, con legislación propia y regidas por gobernadores elegidos por voto popular. Es durante ésta constitución en la que los liberales llegan al poder, en la que se toma la educación primaria como una de las metas del partido.
El Aspecto educativo es muy importante a durante éste período federalista, no solo en Colombia sino en la mayoría de los países latinoamericanos que también estaban realizando el mismo proceso.
Es un período muy conflictivo en el país en cuanto a la confrontación de diferentes grupos que intentaban ostentar el poder, y por supuesto manejar el aparato educativo; entre éstos se pueden mencionar a los liberales radicales, los conservadores, liberales moderados, militares y clero.
En la constitución de Rionegro El poder legislativo era bicameral con senadores y representantes de cada estado soberano. El presidente era elegido para un período de dos años. Esta Constitución consagró todas las libertades en absoluto, por eso se llama radical y los años comprendidos entre 1863 y 1886, son llamados el Período del Radicalismo en Colombia. Dentro de las principales características de éste período se encuentra la división del territorio en Estados independientes, proclamación de las libertades individuales, derechos a la propiedad, a desplazarse libremente, libertad de palabra y prensa, inviolabilidad del domicilio, libertad de cultos, se restringió así mismo la esclavitud y la pena de muerte. Es al decir de Raush la “más anticlerical en la historia de Colombia.”
El ciclo del Radicalismo corresponde a los años de las generaciones Romántica y Radical, llamadas también "cultas", dado su interés por la educación y la cultura. Es el período de la Historia de Colombia en que se inicia la era de los ferrocarriles, el telégrafo, la organización de los bancos comerciales y otras expresiones iniciales del desarrollo industrial y tecnológico. Sin embargo, este ciclo histórico tiene también caracteres de inestabilidad político-económica, con una débil economía en su estructura de base y un enfrentamiento político continuo, en un país dividido entre conservadores y liberales, trabados en guerras civiles, en lucha apasionada y fanática por la obtención del liderato y del poder. En el siglo XIX se produjeron 52 guerras civiles en las diversas regiones colombianas, algunas de ellas generales y la mayor parte provinciales.
Contra el federalismo y las libertades absolutas de los radicales, se enfrentó el Movimiento de la Regeneración en las dos últimas décadas del siglo XIX, que unió a los conservadores y a los liberales moderados alrededor de las ideas del "orden y el progreso" en búsqueda del bienestar y del desarrollo. El Movimiento de la Regeneración defendió el orden, la centralización política y la descentralización administrativa a través de la Constitución política de 1886, que creó la República de Colombia.
La meta de la Regeneración, fue sancionada el 6 de agosto, de 1886, siguiendo los lineamientos de sus ideólogos Miguel Antonio Caro y Rafael Núñez. En ella se dispuso que con el fin de afianzar la unidad nacional, la nación colombiana se reconstituía en República Unitaria. Se estableció el principio de la centralización política y la descentralización administrativa; se suprimieron los estados federales y aparecieron los Departamentos, regidos por gobernantes nombrados por el ejecutivo nacional. Se conservó la división del poder en los tres ramos: ejecutivo, legislativo y judicial. El período presidencial se extendió a seis años; el poder legislativo se organizó con dos cámaras; senadores y representantes; el poder judicial se organizó con una Corte Suprema compuesta de jueces vitalicios, durante su buen manejo. Se establecieron las buenas relaciones entre la Iglesia Católica y el Estado Colombiano; se ordenó que la educación pública debe ser organizada y dirigida en concordancia con la religión católica.
En esta medida durante la regeneración se optó por el Centralismo, el clericanismo y el presidencialismo, a partir de lo cual Palacios afirma que “La vieja querella entre protección y librecambio quedó políticamente resuelta a mediados de los cincuentas y nunca fue un motivo de grave discordia interpartidista.
Los enfrentamientos entre los Radicales y la Regeneración se multiplicaron en los últimos años del siglo XIX, hasta cuando los conservadores y los liberales se embarcaron en la Guerra de los Mil Días entre 1899 y 1902. De esta guerra, la última del siglo XIX, los colombianos sacaron una lección permanente, pues el país quedó casi destruido y en quiebra sus valores fundamentales.
Desde el siglo XVIII se fueron delineando en Colombia, y en general en Hispanoamérica, dos mentalidades: la tradicionalista y la liberal. Estas determinaron las actitudes, ideas y sentimientos de los grupos que formaron los dos partidos políticos más importantes de Colombia desde el siglo XIX: El Partido Conservador y el Partido Liberal.
En la Primera República Granadina o Patria Boba se enfrentaron centralistas con sus planteamientos para la organización político-administrativa de la Nueva Granada. Después de la Independencia se presentaron partidos personalistas o caudillistas, alrededor de las divergencias entre Bolívar y Santander; fueron los bolivarianos y los santandereanos quienes se enfrentaron en los últimos años de la Gran Colombia. En la Nueva Granada se formaron dos grupos parlamentarios: los ministeriales o casacas y los antiministeriales o liberales.
Los partidos políticos Conservador y Liberal surgieron propiamente en los mediados del siglo XIX, cuando la situación de la nación presentaba muchos problemas sociales, y en diversos lugares del país se fundaban las "sociedades democráticas", con la participación decisiva de los artesanos.
En el siglo XIX, el Liberalismo planteó su interés en aumentar y difundir al máximo el bienestar humano, e inculcar en las gentes un gran respeto por la libertad de los ciudadanos. Los Liberales defendieron la separación entre la Iglesia y el Estado, defendieron las libertades de religión, expresión e imprenta; y en general, las garantías para el cumplimiento de los derechos humanos.
Los conservadores colombianos consideran que los cambios en la sociedad se presentaron por reformas y evolución, no en forma de anquilosamiento estático, sino de empuje vital, conservando las permanencias que llevan al progreso de la sociedad, eliminando las contingencias que se oponen al desarrollo y absorbiendo los cambios fundamentales en las ideas y nuevas estructuras que llevan al progreso y bienestar de la colectividad.
Como consecuencia del caudillismo y del gamonalismo en el siglo XIX, los partidos políticos se formaron alrededor de los jefes y de los grupos políticos, que tenían gran influencia en los días de elecciones. Estas eran frecuentes; en efecto, Colombia figura entre los países que más elecciones realizó en el siglo XIX en Hispanoamérica. Los partidos políticos en el siglo XIX presentan tendencias al fraccionamiento en pequeños subgrupos, alrededor de los intereses de los caudillos nacionales o regionales.
A finales del siglo XIX, el hombre colombiano nacía vinculado por tradición familiar a uno de los partidos políticos: al conservador o al liberal, circunstancia que llevó a la ideologización política de los colombianos. El fanatismo se recrudeció en los años de transición entre los siglos XIX y XX, cuando los colombianos se enfrentaron en la Guerra de los Mil Días, que fue el enfrentamiento de dos repúblicas políticas la conservadora y la liberal y de dos estilos de vida y de pensamiento.
Cada región de éstas se convertiría en el futuro en un Estado Nación, no sin antes haber pasado por un complejo proceso de transición de sus estructuras coloniales económicas y políticas a unas “modernas” avaladas por las ideas de la ilustración traídas a América por la naciente clase criolla.
La sociedad, economía y educación colombiana en el siglo de la consolidación nacional presenta diversas etapas, problemas, intereses de los grupos sociales, etc., que van a determinar la dinámica histórica de Colombia.
Antes de entrar de lleno a considerar la consolidación nacional y sus etapas, es importante observar el fenómenos como por ejemplo ¿por qué los hombres quieren a las naciones y están dispuestos a morir por ellas lo mismo que a odiar y matar en su nombre?, ¿En qué radica la sensación personal y cultural de pertenecer a una nación?.
Benedict Anderson examina la creación y la difusión mundial de las “comunidades imaginadas” de la nacionalidad. Anderson analiza los procesos que crearon esas comunidades: la regionalización de las creencias religiosas, la decadencia de antiguos reinos, la interacción entre el capitalismo y la imprenta, el desarrollo de lenguas vernáculas de Estado y las cambiantes ideas sobre el tiempo. Muestra cómo un nacionalismo que se había originado en las Américas fue adoptado y adaptado por movimientos populares y por las potencias imperialistas en Europa, y en Asia y África por las resistencias antiimperialistas.
Anderson, rechaza las posiciones esencialistas que arraigan la nación en elementos objetivos (suelo, lengua, historia, costumbre, etnias) y se inclina a una definición constructivista: las naciones son artefactos fabricados por los nacionalismos, o sea como él mismo título del trabajo citado: “Comunidades imaginarias”. La pregunta por la nación expresada en ¿qué es una nación? ha sido desplazada por otra: ¿cómo se construye la nación?. Anderson se aproxima al primer cuestionamiento cuando afirma que una nación es “una comunidad política imaginada como inherentemente limitada y soberana.”
Sin embargo otros autores, como Ernest Gellner, sostienen que si se considera al nacionalismo como una ideología de unificación, éste antecede siempre a la constitución de las naciones. Caso contrario, el nacionalismo se apropia de las culturas y sobre ellas funda las naciones. La pregunta por las relaciones entre nación y cultura supone una anterior que abre un interrogante sobre la cuestión temporal: ¿cuál es el elemento que funda a los demás? El sentido de pertenencia a una comunidad se reafirma en ciertos elementos objetivos (la lengua, el suelo, la historia) que concretan, hacen tangible ese sentido: los límites definen territorios, sean geográficos o simbólicos.
Si se aborda la definición de Anderson en donde explica que una nación debe estar compuesta por varios conceptos fundamentales, se haría referencia a una identidad común, un proyecto unificador, una cultura en la que cualquier individuo puede identificarse. Anderson nos explica, que una nación es una "comunidad imaginada" por que ningún ciudadano, llegara a conocer a todos sus compatriotas por más que la nación sea pequeña, pues “los miembros de la nación más pequeña no conocerán jamás a la mayoría de sus compatriotas, no los verán ni oirán siquiera hablar de ellos, pero en la mente de cada uno vive la imagen de su comunión” Sin embargo para que se pueda hablar de nación, debe existir un número considerable de miembros que se consideren parte de ésta y que se comporten como si así ocurriera.
Otro elemento que considera que es considerado por Guellner cuando se habla de nación, es el concepto de Estado, concepto que es retomado desde la perspectiva Weberiana en donde se considera como “El agente que detenta el monopolio de la violencia legítima dentro de la sociedad.” Nación y estado así emergen cada por su lado, el nacionalismo sostiene que son dos partes de una misma unidad, sin embargo estas no son condiciones estrictamente necesarias.
Ya más centrados en el escenario Colombiano, autores como König pueden presentar cuestiones más adaptadas a nuestro contexto. En el documento revisado para el presente ensayo es interesante observar la convicción de que hasta el momento no existe ninguna definición general satisfactoria del nacionalismo, ya que todas las usuales se basan más en las formas exteriores, que en sus condiciones de surgimiento y las funciones que va asumiendo en los distintos momentos. Es por ello que el interés del autor se centra en analizar su carácter funcional e instrumental. En éste texto, el autor Revisa las distintas definiciones de los conceptos "nación" y "nacionalismo", para llegar a la conclusión de que, en vez de partir de un concepto de validez universal, el historiador debe preguntar por el sentido y el contenido que en un momento determinado los actores históricos han dado a su concepto de "nación" y por los criterios y objetivos con que ellos han promovido la unidad nacional.
En este sentido nación puede ser entendida como un "proyecto nacional", una idea o un "orden imaginado", definiciones que permiten considerar y respetar las realidades cambiantes y las modificaciones de una nación en el tiempo. El nacionalismo, por su parte, tampoco puede ser definido de una manera abstracta y general.
König Parte de un modelo de crisis del desarrollo político y relaciona el nacionalismo con los problemas de cambios estructurales con que se ven enfrentadas las sociedades en el transcurso de su modernización social y política. Así es posible conocer los orígenes del nacionalismo y explicar las diversas formas y funciones que éste ha desempeñado en una sociedad para responder a ciertos problemas del desarrollo, los cuales serán desarrollados más delante.
El trabajo de König se podría decir que sintetiza las condiciones de surgimiento y las formas de desarrollo del nacionalismo en diferentes etapas del proceso de construcción del estado y la nación en la Nueva Granada, interrogándose sobre el significado del nacionalismo en el proceso de la construcción de la nación en Colombia, para así valorarla diferenciadamente en sus funciones y tendencias.
La investigación concluye que en el período entre 1750 y 1856 existió una muy estrecha relación entre el nacionalismo y un muy amplio proceso de desarrollo político y social, la modernización. El nacionalismo surgió como respuesta a cambios estructurales (influidos tanto desde adentro como desde fuera) en el dominio del estado y de la economía, como reacción al limitado margen de cambio social y regional, pero también como protesta por el desmesurado déficit de modernización que caracterizaba a la Nueva Granada, pues como plantea Ocampo, Colombia era uno de los países más atrasados en cuanto al desarrollo exportador y la infraestructura interna pues “A fines de la colonia, el actual territorio colombiano registraba uno de los índices de apertura al exterior más bajos de toda Latinoamérica,”
En la Colombia de la segunda mitad del siglo XIX, la progresiva constitución de un Estado-nación va acompañada de un creciente fenómeno de referencia a las naciones de Europa occidental, que se afirman como fuentes esenciales de inspiración del debate público. La obra política de la Independencia y de los primeros decenios de la República había dejado incompleta la labor de construcción del Estado-nación, y los ejemplos tomados de las experiencias europeas iban a asumir un papel considerable en el conflictivo debate sobre las modalidades de esa construcción nacional. En el XIX se produjeron alrededor de 70 guerras civiles como consecuencia al vacío de poder que se produjo después del triunfo de la Guerra de Independencia. Nueve de las guerras civiles tuvieron un carácter verdaderamente nacional.
Los movimientos nacionalistas en Colombia en el Siglo XIX fueron movidos por una élites que pretendían alcanzar o continuar de una u otra forma con el poder; José María Samper, Rafael Núñez y Carlos Holguín encarnan tres etapas del discurso nacional sobre las naciones europeas como fuentes de modelos políticos útiles, se podría decir que éstos personajes fueron los ideólogos de la Nación Colombiana. El análisis de esas tres trayectorias, que representan cabalmente tres fases del discurso dominante, demuestra de qué manera el nacionalismo colombiano, tal como se dibuja a finales del siglo XIX, con carácter exclusivo, su búsqueda de autenticidad nacional y su aparente rechazo de las influencias exteriores, se origina esencialmente en la cultura cosmopolita de las elites políticas, y se concibe, particularmente durante la Regeneración, como un instrumento que permita retardar la irrupción de las masas de la política nacional.
En el siglo XIX se fortaleció en Hispanoamérica el nacionalismo regionalista como una constante histórica en la consolidación de los Estados. En el área de la Gran Colombia, después de su desintegración definitiva en 1830, surgieron los Estados Nacionales de Nueva Granada, Venezuela y Ecuador.
En la Consolidación Nacional de Colombia en el siglo XIX hubo diversas tendencias político-administrativas, que hicieron prevalecer en unas etapas el Centralismo Político y en otras el Federalismo.
El régimen centralista se consolidó en el Estado de la Nueva Granada en el ciclo comprendido entre 1832 y 1858. La Convención Nacional de 1831 expidió la Ley fundamental que dio surgimiento al nuevo Estado de la Nueva Granada, integrado por las provincias del centro de la Gran Colombia, en el territorio del antiguo Virreinato del Nuevo Reino de Granada. En 1832 se sancionó la Constitución de la Nueva Granada, de carácter centralista, en un territorio integrado por las Provincias de Bogotá, Tunja, Socorro, Vélez, Pamplona, Magdalena, Cartagena, Panamá, Veraguas, Antioquia, Neiva, Popayán, Pasto y Barbacoas. Esta constitución que introdujo el régimen centralista en Colombia, tenía un ejecutivo débil, un período presidencial de cuatro años y un régimen de provincias regido por los gobernadores y un congreso bicameral.
Diez años después esta constitución fue reemplazada por la Constitución de 1843, de carácter centralista y autoritaria. Una década después fue sancionada la Constitución política de 1853, de carácter centro-federal, que dio importancia al gobierno de las provincias y de los municipios, estableció la separación entre la iglesia y el Estado, el sufragio universal directo y secreto y el nombramiento de gobernadores de provincia por voto popular.
La Constitución de 1853 inició un proceso nacional hacia el régimen federalista, al otorgar una especie de autonomía a las provincias. Algunas se dieron su propia constitución política y su fueron convirtiendo en Estados federales, como fueron los casos de Panamá, Antioquia, Bolívar, Cauca, Magdalena, Boyacá, Cundinamarca y Santander. Estos estados federales quedaron sujetos al Gobierno de la Nueva Granada en los asuntos relacionados con el crédito nacional, ejército y marina, relaciones exteriores y otros.
La constitución política de 1863 organizó en forma definitiva un estado federal con el nombre de Estados Unidos de Colombia, cuya vigencia va hasta 1886. La Constitución de Río Negro estableció un gobierno federal, en el cual los estados eran entidades políticas autónomas, con legislación propia y regidas por gobernadores elegidos por voto popular. Es durante ésta constitución en la que los liberales llegan al poder, en la que se toma la educación primaria como una de las metas del partido.
El Aspecto educativo es muy importante a durante éste período federalista, no solo en Colombia sino en la mayoría de los países latinoamericanos que también estaban realizando el mismo proceso.
Es un período muy conflictivo en el país en cuanto a la confrontación de diferentes grupos que intentaban ostentar el poder, y por supuesto manejar el aparato educativo; entre éstos se pueden mencionar a los liberales radicales, los conservadores, liberales moderados, militares y clero.
En la constitución de Rionegro El poder legislativo era bicameral con senadores y representantes de cada estado soberano. El presidente era elegido para un período de dos años. Esta Constitución consagró todas las libertades en absoluto, por eso se llama radical y los años comprendidos entre 1863 y 1886, son llamados el Período del Radicalismo en Colombia. Dentro de las principales características de éste período se encuentra la división del territorio en Estados independientes, proclamación de las libertades individuales, derechos a la propiedad, a desplazarse libremente, libertad de palabra y prensa, inviolabilidad del domicilio, libertad de cultos, se restringió así mismo la esclavitud y la pena de muerte. Es al decir de Raush la “más anticlerical en la historia de Colombia.”
El ciclo del Radicalismo corresponde a los años de las generaciones Romántica y Radical, llamadas también "cultas", dado su interés por la educación y la cultura. Es el período de la Historia de Colombia en que se inicia la era de los ferrocarriles, el telégrafo, la organización de los bancos comerciales y otras expresiones iniciales del desarrollo industrial y tecnológico. Sin embargo, este ciclo histórico tiene también caracteres de inestabilidad político-económica, con una débil economía en su estructura de base y un enfrentamiento político continuo, en un país dividido entre conservadores y liberales, trabados en guerras civiles, en lucha apasionada y fanática por la obtención del liderato y del poder. En el siglo XIX se produjeron 52 guerras civiles en las diversas regiones colombianas, algunas de ellas generales y la mayor parte provinciales.
Contra el federalismo y las libertades absolutas de los radicales, se enfrentó el Movimiento de la Regeneración en las dos últimas décadas del siglo XIX, que unió a los conservadores y a los liberales moderados alrededor de las ideas del "orden y el progreso" en búsqueda del bienestar y del desarrollo. El Movimiento de la Regeneración defendió el orden, la centralización política y la descentralización administrativa a través de la Constitución política de 1886, que creó la República de Colombia.
La meta de la Regeneración, fue sancionada el 6 de agosto, de 1886, siguiendo los lineamientos de sus ideólogos Miguel Antonio Caro y Rafael Núñez. En ella se dispuso que con el fin de afianzar la unidad nacional, la nación colombiana se reconstituía en República Unitaria. Se estableció el principio de la centralización política y la descentralización administrativa; se suprimieron los estados federales y aparecieron los Departamentos, regidos por gobernantes nombrados por el ejecutivo nacional. Se conservó la división del poder en los tres ramos: ejecutivo, legislativo y judicial. El período presidencial se extendió a seis años; el poder legislativo se organizó con dos cámaras; senadores y representantes; el poder judicial se organizó con una Corte Suprema compuesta de jueces vitalicios, durante su buen manejo. Se establecieron las buenas relaciones entre la Iglesia Católica y el Estado Colombiano; se ordenó que la educación pública debe ser organizada y dirigida en concordancia con la religión católica.
En esta medida durante la regeneración se optó por el Centralismo, el clericanismo y el presidencialismo, a partir de lo cual Palacios afirma que “La vieja querella entre protección y librecambio quedó políticamente resuelta a mediados de los cincuentas y nunca fue un motivo de grave discordia interpartidista.
Los enfrentamientos entre los Radicales y la Regeneración se multiplicaron en los últimos años del siglo XIX, hasta cuando los conservadores y los liberales se embarcaron en la Guerra de los Mil Días entre 1899 y 1902. De esta guerra, la última del siglo XIX, los colombianos sacaron una lección permanente, pues el país quedó casi destruido y en quiebra sus valores fundamentales.
Desde el siglo XVIII se fueron delineando en Colombia, y en general en Hispanoamérica, dos mentalidades: la tradicionalista y la liberal. Estas determinaron las actitudes, ideas y sentimientos de los grupos que formaron los dos partidos políticos más importantes de Colombia desde el siglo XIX: El Partido Conservador y el Partido Liberal.
En la Primera República Granadina o Patria Boba se enfrentaron centralistas con sus planteamientos para la organización político-administrativa de la Nueva Granada. Después de la Independencia se presentaron partidos personalistas o caudillistas, alrededor de las divergencias entre Bolívar y Santander; fueron los bolivarianos y los santandereanos quienes se enfrentaron en los últimos años de la Gran Colombia. En la Nueva Granada se formaron dos grupos parlamentarios: los ministeriales o casacas y los antiministeriales o liberales.
Los partidos políticos Conservador y Liberal surgieron propiamente en los mediados del siglo XIX, cuando la situación de la nación presentaba muchos problemas sociales, y en diversos lugares del país se fundaban las "sociedades democráticas", con la participación decisiva de los artesanos.
En el siglo XIX, el Liberalismo planteó su interés en aumentar y difundir al máximo el bienestar humano, e inculcar en las gentes un gran respeto por la libertad de los ciudadanos. Los Liberales defendieron la separación entre la Iglesia y el Estado, defendieron las libertades de religión, expresión e imprenta; y en general, las garantías para el cumplimiento de los derechos humanos.
Los conservadores colombianos consideran que los cambios en la sociedad se presentaron por reformas y evolución, no en forma de anquilosamiento estático, sino de empuje vital, conservando las permanencias que llevan al progreso de la sociedad, eliminando las contingencias que se oponen al desarrollo y absorbiendo los cambios fundamentales en las ideas y nuevas estructuras que llevan al progreso y bienestar de la colectividad.
Como consecuencia del caudillismo y del gamonalismo en el siglo XIX, los partidos políticos se formaron alrededor de los jefes y de los grupos políticos, que tenían gran influencia en los días de elecciones. Estas eran frecuentes; en efecto, Colombia figura entre los países que más elecciones realizó en el siglo XIX en Hispanoamérica. Los partidos políticos en el siglo XIX presentan tendencias al fraccionamiento en pequeños subgrupos, alrededor de los intereses de los caudillos nacionales o regionales.
A finales del siglo XIX, el hombre colombiano nacía vinculado por tradición familiar a uno de los partidos políticos: al conservador o al liberal, circunstancia que llevó a la ideologización política de los colombianos. El fanatismo se recrudeció en los años de transición entre los siglos XIX y XX, cuando los colombianos se enfrentaron en la Guerra de los Mil Días, que fue el enfrentamiento de dos repúblicas políticas la conservadora y la liberal y de dos estilos de vida y de pensamiento.